6 de mayo de 2011

PRESAS POLÍTICAS VASCAS: OTRA REALIDAD EN PRISIÓN

Las prisiones y las personas presas constituyen realidades en sombra que una buena parte de la población ignoramos y desconocemos. Más aún cuando hablamos de las mujeres en prisión, que como en otros ámbitos de la sociedad, son un colectivo muy heterogéneo, pero también muy olvidado.


Pienso que las cárceles, ese mundo horrible y deshumanizador que no logra cumplir su principal objetivo –al que llaman «reinserción»-, no pueden ser adecuadas para nadie, y mucho menos para las mujeres, ya que no están preparadas en base a sus características y necesidades. Además, el mismo código penitenciario tiene un carácter masculino, androcéntrico y sexista que influye de manera específica en ellas.



Las mujeres sufren una doble discriminación cuando son encarceladas: ser mujer, y presa. Por un lado, han transgredido las normas socialmente establecidas convirtiéndose para el sistema y para la sociedad en «delincuentes». Por otro, han «abandonado» los roles correspondientes a un modelo de feminidad dominante, es decir, han «roto» con un carácter, comportamientos y actitudes, que se supone han de cumplir bajo ese modelo: esposas y madres «buenas», «obedientes», «cuidadoras», «cariñosas». Y esta doble discriminación, se multiplica si tenemos en cuenta otras variables como la etnia, la nacionalidad o la posición económica. En lo referente a las presas políticas vascas, el estar a favor o defender una serie de ideas políticas a diferentes niveles, y ser vascas, son también factores que determinan una política penitenciaria concreta llena de discriminaciones hacia ellas.


Según las últimas listas y datos de Etxerat, asociación que reúne a familiares, amigas y amigos de represaliados y represaliadas políticas vascas, de las 563 personas encarceladas y dispersas en el Estado español, 84 son mujeres, de las cuales 6 se encuentran con su hijo o hija en prisión. En el Estado francés, de las 150 personas encarceladas, 31 son mujeres. Este número ha aumentado progresivamente en comparación con años anteriores. Se podría decir que el aumento de la participación de estas mujeres tanto a nivel de la lucha armada así como en el ámbito sociopolíti co, y la existencia de un sistema jurídico cada vez más punitivo y represivo, muy evidente en el caso de Euskal Herria, podrían ser algunos de los factores influyentes en ese incremento.


Muy resumidamente, estas presas –al igual que ellos- han sido detenidas y encarceladas por su lucha y trabajo en diferentes ámbitos a favor de los derechos de Euskal Herria: por participar o militar en diferentes colectivos sociales-políticos, o por ser integrantes de la organización armada, y acusadas bajo las garras devastadoras de la ley antiterrorista. Estas mujeres, forman parte del EPPK: Euskal Preso Politikoen Kolektiboa -Colectivo de Presos y Presas Políticas Vascas- y aunque los medios de comunicación, identifiquen erróneamente –pero sí conscientemente- a todas las personas que forman parte del mismo como «presos y presas de ETA», lo cierto es que muchas de ellas son militantes de la izquierda abertzale en sus diferentes áreas, gente de colect ivos o empresas que trabajan a favor del euskara o la cultura vasca, personas pertenecientes a instituciones que trabajan a favor de la construcción nacional… En definitiva, en el Colectivo podemos encontrar presas de origen político diverso.


Pero es sabido que al Colectivo no se le reconoce el carácter político, ni legal ni jurídicamente. Así, no hay ningún dato que clasifique a estas presas y presos bajo este criterio, como pueden ser los referentes al perfil social, familiar o económico. Tampoco en Euskal Herria hay ningún estudio en profundidad que tenga en cuenta esta característica de gran importancia, a no ser que sea la información que puedan divulgar los colectivos o personas que trabajan en torno a ello.


Como apuntan en la publicación de creación común Burdinen arteko Herria. Euskal Preso Politikoen Kolektiboaren Historia –El Pueblo entre Rejas. Historia del Colectivo de Presos y Presas Políticas Vascas-, cuando la presa política es mujer, desde el momento de la detención se le da un trato diferenciado por la simple razón de serlo, y esta situación se mantiene durante el periodo de encarcelamiento. Desgraciadamente, muchas han tenido que sufrir las mediáticas detenciones, bajo insultos y calificaciones de «segunda», como si sus decisiones no hubiesen sido conscientes, como si hubiesen estado siempre supeditadas a las de otros. Luego viene el periodo de incomunicación en el que el trato y las torturas sexistas existen: son sexualmente insultadas, humilladas y amenazadas; son desnudadas padeciendo tocamientos de todo tipo; también ha habido casos espeluznantes de violaciones… Y una vez dentro, a parte de las discriminaciones que ya suponen la falta y/o escasez de espacios, infraestructuras y servicios de cara a las mujeres, a las presas políticas se les aplica una política carcelaria basada en la dispersión y en la inculcación de muchos de sus derechos, con un trato diferenciado y desigual hacia ellas en todas sus situaciones –como podría ser el caso de la maternidad- que hace generar más vacíos en los ya de por sí existentes. Es decir, que prácticamente sí son presas políticas aunque algunos quieran convencernos de que no existen.


En la legislación franquista nunca apareció alguna relación de presas políticas. Fueron humilladas, torturadas, fusiladas y calificadas de «enfermas» mentales debido a la patologización del marxismo. Presas a las que había que «purificar» para prevenir el «contagio», la «contaminación», en virtud de una hispanidad inflada. Se buscó en todo momento su desintegridad física y moral, sembrando infinitud de incertidumbres que tanto daño hicieron. Pero estas valientes mantuvieron su dignidad por encima de todo, y supieron organizarse para mantenerse vivas.


Y hoy vemos que con nuestras presas políticas vascas pasan cosas similares, y sentimos que aq uella época de horrores, continúa de alguna manera. Pero ellas, siguen luchando y haciéndose respetar dentro de ese mundo paralelo que es la cárcel. Nos enseñan que la dignidad, cuando es fuerte, es indestructible.


Laura Vara Jimenez, Euskal Herria

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