Esa sensibilidad lo llevo a ver el mundo más allá del paisaje. Se dio cuenta que ese campesino que sembraba esperanzas, estaba desnutrido. Se dio cuenta que esa escardilla le trabajaba a un patrón que no vivía por estos lares… estaba por allá, “pal` Norte”. Miró que esos pescadores sobrevivían ante un sistema que los explotaba y solo les daba las migas que caían de la boca de quienes los robaban. Aprendió, qué era el Capitalismo.
Decidió combatirlos. Su herramienta de lucha, su voz, cuatro, guitarras, tambores y palabra. El enemigo que ya vislumbraba, lo llevo a temprana edad a vincularse a los grupos armados que desde las montañas falconianas resistían por ese campesino, por ese pescador y por qué no, por esos dioses también. Allí tuvo su “bautizo” revolucionario al ser descubierto por la Guardia Nacional cuando iba en una bicicleta repartiendo volantes y periódicos “subversivos” (carajo, Gloria Martín tenía razón… ¡que palabra tan bella!).
Se tuvo que ir Alí de su tierra rumbo a la capital. Formaba parte de los vínculos en la ciudad de la Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) siendo militante de la Juventud Comunista. Comienza ya a grabar sus temas y es cuando por consecuentes amenazas y agresiones ALÍ PRIMERA, busca refugio en Europa, bajo la “salida” de una beca de estudio en Rumania.
Alí, solidario con los movimientos revolucionarios del mundo, Cuba, El Salvador, Guatemala, África, Haití, Colombia, Vietnam, se mantuvo firme en sus ideas, tanto así que “cambia de paisaje” en muy extrañas circunstancias, tras atentados continuos contra su vida.
70 Años de Ali… si de este Alí:
“Esa canción ni es neutral ni me la canto a mí mismo, por eso tiene amigos y enemigos por supuesto.
Tiene enemigos en los que se deleitan golpeando al hombre preso. Enemigos en los que trafican con la droga que convierte en pesadilla de desolación y muerte los jóvenes sueños de nuestra muchachada. En los que convierten en mentira la hermosa verdad de la democracia. Enemigos en los que llegan al filo de la madrugada con tractores y peinillas desenvainadas, y convierten en enormes fogatas las humildes viviendas donde miles de venezolanos abrigan la sub-vida que les permite un sistema corrupto e inhumano como el que tenemos. Enemigos en los que llenan de cenizas e inmundicias nuestros ríos y después dicen que fue una “menudencia casual” la mortandad de peces en Carenero. Enemigos en los que han edificado un pueblo desnutrido sobre la inmensa riqueza de nuestro suelo. Enemigos en los que creen en Bolívar mientras se puede embolsillar su pensamiento. Enemigos en los que creen que las células del hombre que trabaja, son centavos, que se pueden atesorar en los bancos de Suiza. Enemigos en los que creen que los partidos políticos son corrales donde se pueden encerrar los pensamientos. Enemigos en los que creen que con mentiras se puede llenar de mierda para siempre, la dignidad del pueblo nuestro. Enemigos en los que dicen que es “por capricho”; que la gente vive martirizada en nuestros cerros.”
70, si 70… son los días que lleva tras las rejas otro gran soñador, que como Alí asumió el canto como herramienta de lucha por la construcción de una nueva vida.
Julián Conrado, -porque ese es su nombre de cantor, que es en definitiva su verdadero nombre- abrió su mundo de “cantante” de música comercial, no tenía “nada que perder”, fácilmente pudo grabar su segundo, tercer, cuarto disco de música sin problema alguno si así lo hubiese querido; pero como dice Florentino Primera “la canción da para mucho más… hay que transformar”.
Julián dice: “yo nací en la izquierda. Cuando me parieron nací doblado pa` la izquierda y siempre siempre mamaba la teta izquierda”, eso le exigió identificar, como Alí, al Capitalismo. Además un capitalismo instaurado a sangre y fuego, tras el asesinato del líder popular Jorge Eliecer Gaitán y enterrar así, las esperanzas del pueblo colombiano.
Escucho Julián, entonces, de un tal Camilo Torres, se dio cuenta que el Libertador Simón Bolívar era más que un retrato en la pared, entendió que sus hermanos del pueblo turbaquero, hambreados no iban a tener una solución a sus necesidades si no se transformaba la realidad que tenían. Y se dio cuenta de que el reclamo era duramente castigado por la oligarquía y los poderosos de Colombia, “pues aquí es más fácil montar un núcleo guerrillero que un sindicato”. Y allí está la historia colombiana como prueba inmodificable. Masacre tras masacre, estudiantes, obreros, campesinos, la dura historia de la Unión Patriótica, cantidad de dirigentes y poblaciones indígenas arrasadas, desapariciones, fosas comunes como “La Macarena” que se convierte en la más grande fosa de América y que de muy cerca conoce el actual presidente colombiano.
Es así como a Julián lo empujan, la realidad y la oligarquía, a una guerra que tuvo lamentablemente que cantar, y luego de 40 años en el monte, con 13 discos grabados, busca refugio en la cuna de Bolívar, para descansar y buscar curar su cuerpo de diversas enfermedades graves y dolencias.
El Imperialismo le ha puesto precio a su cuerpo. 2.5 millones de dólares, cuesta para ellos, el alma de Julián Conrado. Para nosotros cuesta millones de versos, millones de canciones, millones de abrazos, millones de sonrisas, millones de papagayos, millones de trompos, millones de yoyos, millones de guitarras, millones de besos, millones y millones de dignidades juntas en defensa de la vida.
Entregar a Julián Conrado al Gobierno de Colombia, seria entregarlo a la “tortura y la muerte”.
El movimiento popular, los revolucionarios del mundo, intelectuales, artistas, poetas, cantores y cantoras, cineastas, curas, monjas, cuentacuentos, doctores, abogados, juristas, soñadores y soñadoras nos negamos a creer que nuestro Comandante Hugo Chávez, a quien amamos profundamente (sin jaladera de bola y con la más pura sinceridad del corazón, que es como se quieren los revolucionarios), sea capaz de aceptar dicha entrega.
Van 70 días de prisión. Entre artimañas jurídicas disparatadas y voces alzadas, entre días de dudas, entre semanas esposado y vendado, entre lágrimas de desespero y alegría, Julián pudo regularizar su situación judicial.
Entre 70 años y 70 días son pocas las diferencias. No es mi intención crear similitudes artificiales entre Alí y Julián. La historia y los pueblos están allí para elevarlos o no.
Entre estos dos hombres las historias, las circunstancias son diferentes en muchos espacio-tiempo, pero los objetivos, sueños y esperanzas, son los mismos exactamente.
NO tememos nada. Ni acusaciones, epítetos y etiquetas de ninguna índole. No podemos esperar menos de quienes nos han explotado por siempre, quienes nos agreden permanente de desdentados, de incultos, de terroristas, de cabeza caliente, de bandoleros, de quienes nos odian a muerte, de quienes inventan bombas “inteligentes” solo pa´ acabar con los pobres del mundo, de quienes inventan enfermedades y virus pa´ arrasar a África, de quienes no tienen palabra, de quienes permiten que estén más de 600 mil marines gringos en su tierra, de quienes tienen aparatos mediáticos afinados para maltratarnos… ellos cumplen con su amo.
NOSOTROS CUMPLIMOS CON NUESTROS PRINCÍPIOS, CON NUESTRA ÉTICA, CON NUESTRO PUEBLO, CON NUESTRO CORAZÓN Y CON LA ESPERANZA DE LOS QUE VENDRÁN.
¡CARAJO! A LOS 70 DE AÑOS DE ALÍ Y LOS 70 DÍAS DE JULIÁN PRESO, GRITAMOS ALTO Y BAUTIZAMOS COMO CONSIGNA ETERNA DE ESTE EJÉRCITO COLOSAL DE VOCES:
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